A menudo surgen dudas sobre la necesidad y el momento adecuado para retraer el prepucio en los niños. En este artículo, responderemos a estas preguntas basándonos en las recomendaciones de la Sociedad Española de Pediatría.
¿Es necesario retraer el prepucio?
Durante los primeros años de vida, la fimosis fisiológica, que es la imposibilidad de retraer el prepucio (la piel que cubre el glande), es completamente normal. En los primeros tres años de vida, no se recomienda intentar retraer el prepucio, ya que esta condición se resuelve de manera natural. De hecho, no se aconseja iniciar el descenso del prepucio hasta que el niño haya alcanzado la continencia urinaria.
¿El prepucio se retrae solo?
Sí, a medida que el niño crece, las adherencias que causan la fimosis tienden a desaparecer progresivamente de manera espontánea. Este proceso se ve facilitado por el crecimiento natural del pene, las erecciones espontáneas, y la producción de una secreción blanquecina conocida como esmegma, que actúa como lubricante y ayuda al desprendimiento del prepucio.
En general, un niño de entre 3 y 4 años debería ser capaz de retraer su prepucio por sí mismo. A partir de esa edad, es recomendable que durante la higiene diaria se intente retraer suavemente el prepucio sin forzarlo.
¿Qué hacer si el prepucio no se retrae?
Si, a pesar del crecimiento y los cuidados adecuados, el prepucio no se retrae, se puede considerar el uso de cremas con corticosteroide, que aumentan la elasticidad de la piel. Aplicadas junto con retracciones suaves y progresivas, estas cremas suelen resolver el problema en la mayoría de los casos.
Sin embargo, si el prepucio sigue sin dilatarse y provoca problemas como dificultad para orinar, infecciones urinarias recurrentes, parafimosis o dolor durante las erecciones, podría ser necesario considerar la circuncisión. La decisión dependerá de cada caso en particular.
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